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Se agotan los adjetivos para cada nueva maravilla Disney, que en Bolt habrá que decir Disney+Pixar, pues tiene como productor ejecutivo al número uno John Lasseter, ahora director creativo de ambas, o lo que es lo mismo, quien supervisa todo lo que salga hacia las pantallas desde ambas empresas, líderes absolutas de la animación cinematográfica. Como ya es (felizmente) habitual en ellas, Bolt vale para pequenos y mayores, cada uno en su nivel de exigencia. Al mismo tiempo (y hora era), los adultos ya dejan atrás sus prejuicios para consumir animación, conscientes del mucho cine y mucho talento concentrado en estas películas, que en el caso de Pixar logran asombrosos niveles de virtuosismo formal. Algo tan sencillo como el rostro del perro protagonista con su pelo mecido por el viento, es realmente impactante. Reivindicación de lo verosímil.
Por no hablar de aspectos tan obvios como los recursos narrativos o la planificación que mucho del cine adulto no alcanza ni a la de tres. Por último, los guiones. De la simpleza disfrazada de coartada infantil, se pasa ahora a las tramas trufadas de referencias, inteligentes, tan sencillas como intensas. Bolt es el perro estrella de una famosa serie televisiva, un superhéroe, que por error es enviado de Los Ángeles a Nueva York, comenzando un periplo con trazos de road-movie para los que contará con dos peculiares socios: una gata abandonada y un hámster, además de tres palomas que provocarán momentos delirantes. El protagonista pasará del mundo de la ficción al mundo real, de manera que ambos se combinan en una inteligente simbiosis que enriquece el resultado. Bolt acabará descubriendo que puede ser un héroe real. Disney+Pixar dan otro paso de gigante al apostar también por la exhibición en 3D en salas especiales ya equipadas.
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